RECTOR COLEGIO ETCHEGOYEN – TALCAHUANO

José Contreras Minte
REFLEXIÓN
El marco de la buena enseñanza asume que los profesionales que desempeñan su labor en las aulas, antes que todo, son personas comprometidas con la formación de sus estudiantes. Supone que para lograrla, los docentes se involucran en la tarea, con todas sus capacidades y sus valores. De otra forma, no sería posible lograr la interrelación empática con sus alumnos y alumnas, lo que hace insustituible la labor de profesor,
Un profesor para lograr aprendizaje en sus alumnos, aparte de las competencias del docente en el dominio de su disciplina como en las estrategias para enseñarla debe generar un ambiente propicio para el aprendizaje de todos y todas sus estudiantes. Para ello debe tener un conocimiento muy amplio de sus alumnos y alumnas en lo social y afectivo, estimulando poniendo el énfasis en sus fortalezas, más que en sus debilidades, considerando y valorizando sus características, intereses y preocupaciones particulares y potencial intelectual y humano
En esto se centra un alto porcentaje de lo que el alumno aprende, mientras más cercano y afectivo un profesor o profesora esta de sus alumnos es más creíble y por lo tanto existe una mayor disposición hacia el subsector y por ende a entender mejor las materias, no hay aprendizaje sin compromiso, en esto cabe la responsabilidad del profesor o profesora sobre el mejoramiento, avance y logros de sus estudiantes.
Esto no es algo rígido, sino por el contrario, se busca hacer un aporte al mejoramiento de la enseñanza trazando un camino que pueda servir de guía a los profesores o profesoras jóvenes en sus primeras incursiones a una sala de clases y también como un recordatorio a aquellos docentes con más experiencia y que en el transcurso de los años han ido olvidando las preguntas: ¿Qué enseñar? ¿Cómo enseñar? y ¿Para qué enseñar?, hoy en día las preguntas serian, ¿Cuánto aprenden? ¿Como aprenden? ¿Para que aprenden?, haciendo una mirada retrospectiva de sí mismo, evaluar su desempeño y potenciar su desarrollo profesional.
A veces con solo escuchar, un simple palmoteo en el hombro y un saludo afectuoso se logra mucho más que solo haciendo de mi clase una sala de instrucción.