
Sergio Molina Guajardo
Queridos estudiantes,
Al finalizar este ciclo, quiero invitarlos a reflexionar sobre el camino que han recorrido y el que aún queda por andar. Desde el rol de orientador educacional, he sido testigo de sus luchas, sus logros y sus sueños. La orientación, tanto educativa como vocacional, es una brújula en el viaje hacia la realización personal y profesional. Los animo a que sigan explorando sus pasiones, descubriendo sus talentos y enfrentando con valentía los desafíos que vendrán. Cada paso que dan hoy, los acerca al futuro que imaginan.
El filósofo Sócrates nos enseñó que “la educación es el encendido de una llama, no el llenado de un recipiente”. Este proceso es continuo, lleno de descubrimientos, aprendizajes y, sobre todo, autoconocimiento. No se trata solo de adquirir conocimientos, sino de aprender a aplicarlos y a crecer como individuos.
Asimismo, en palabras de Aristóteles, “somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”. Esta frase resuena profundamente en el ámbito de la orientación vocacional, donde cada decisión cuenta y construye el camino hacia la excelencia personal y profesional. Que sus decisiones estén guiadas por sus verdaderas aspiraciones y no por el miedo al error.
Que este cierre de etapa sea el comienzo de un futuro lleno de oportunidades, aprendizaje y crecimiento constante. ¡El mundo los espera!